La cafetera italiana vio la luz en una Italia sumergida por la crisis económica mundial de los años 30 del siglo pasado. La inventó en 1933 el ingeniero italiano Alfonso Bialetti persiguiendo un objetivo: que cada italiano sin posibilidad de tomar un café en la esquina o de poder comprar la costosísima cafetera express, pudiera acceder a una cafetera económica y liviana que generara un café similar al espresso italiano.
Si bien vendió solamente 70.000 cafeteras en los primeros cinco años, hoy su marca lleva producidas y vendidas más de 300 millones de unidades en todo el mundo.
Trazando un paralelismo con nuestro país, en 1951 nació Volturno, empresa ícono de las cafeteras <moka> italianas en la Argentina, por su alta calidad y durabilidad. Esta compañía sigue vigente produciendo las cafeteras que hoy resurgieron con más fuerza que nunca en la nueva ola mudial del café.
El método de funcionamiento es tan sencillo como inteligente: a través de la “pipeta” sube agua caliente, empujada por la presión del vapor generado en el recipiente inferior. El agua, que se encuentra a unos 93°C, atraviesa el café molido y sale por el orificio superior junto con algo de vapor, ya que siempre los fluidos se dirigen desde un lugar de mayor presión a otro de menor presión.
Tanto por su ingenioso método como por el novedoso y futurista diseño, el modelo original de la cafetera italiana se ganó un espacio en el MoMA de Nueva York, y los planos de su invención se encuentran en el Museo de Ciencias de Londres.
La cafetera italiana produce un café similar al de la cafetera express: con cuerpo, rica acidez y sabor intenso.
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